Dentro de los desórdenes alimenticios que llevan a que una persona consuma menos de lo que su cuerpo realmente necesita para estar saludable tenemos la anorexia.
El término anorexia proviene del griego a-/an- (negación) + orégo (tender, apetecer). Consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y que puede llevar al estado de inanición, es decir, no querer ingerir ningún tipo de alimento.
Esto es producto de una percepción distorsionada del propio cuerpo que hace que la persona se vea y se sienta gordo, aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado.
En un 95% de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en algunos casos se da en hombres, en mujeres adultas y en niños. Existen grupos más propensos a sufrir estos trastornos, es el caso de las gimnastas, las bailarinas o las modelos.
Se pueden distinguir dos tipos:
• Restrictiva: La persona restringe la ingesta de alimentos con dietas
extremas y ejercicio físico extremo (del tipo cardiovascular).
• Bulímica: La persona recurre a las purgas o vómitos autoinducidos, aunque
haya ingerido una pequeña cantidad de alimento.
La persona en estado anoréxico normalmente comienza con la eliminación definitiva en su dieta de los hidratos de carbono. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, llevando a casos de deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15% a un 50% por debajo de su peso recomendado.
La Anorexia se relaciona con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.
Los principales síntomas que puede experimentar una persona anoréxica son los siguientes:
• Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la
edad y talla de la persona.
• Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra
por debajo de lo recomendable.
• Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones. La persona se
ve y se siente gorda, aunque esté en extremo delgada.
• Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea).
• Preocupación constante y excesiva por la composición calórica de los
alimentos y por la preparación de éstos.
• Reducción progresiva de los alimentos y utilización de “trampas” para evitar
la comida.
• Constante sensación de frío por la disminución del gasto energético.
• Hiperactividad.
• Desórdenes cardíacos. Se producen arritmias que pueden derivar en un paro
cardiaco. Las pulsaciones cardíacas disminuyen; baja la presión arterial.
• Disminuye la masa ósea. En los casos de los adolescentes, se frena la
velocidad de crecimiento.
• Disminución de la motilidad intestinal que puede llevar al estreñimiento
crónico. Hinchazones y dolores abdominales.
• Anemia.
• Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en la espalda, los
antebrazos, los muslos, el cuello y las mejillas.
• La piel se deshidrata, se seca y se agrieta. Las uñas se quiebran y hay
pérdida de cabello.
• Coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies
por la acumulación de carótenos en las glándulas sebáceas.
• Problemas con los dientes y edemas periféricos.
A
estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la sensación de saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia de sensaciones.
Un cuerpo delgado y con bajo porcentaje de grasa es saludable, pero cuando ya esto se convierte en una obsesión, se puede caer en desórdenes alimenticios como el ya descrito.
Por esto, más que concentrarse en una determinada meta de disminución de peso, hay que concentrarse en cambiar el estilo de vida con el objetivo de lograr tener hábitos saludables, los cuales resultaran en un cuerpo sano y por ende, en un cuerpo delgado y en buen estado físico.
Como todo en la vida, siempre es importante mantener un equilibrio. Para bajar de peso o mantenerlo de forma efectiva, hay que aprender a comer sanamente y a entrenar periódicamente sin llegar a los extremos.
Gracias por su tiempo...
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